Hace unas semanas se publicó el Ranking de Universidades de La Tercera - Qué Pasa 2023, situando a la Pontificia Universidad Católica de Chile (UC) en el primer lugar a nivel nacional (ver Ranking AQUÍ). Con el objetivo de establecer variables de calidad que se puedan cuantificar, este ranking se construye en base a los siguientes indicadores:
Nivel de investigación:
Número de publicaciones en los últimos cuatro años
Porcentaje de publicaciones en Q1
Calidad de sus estudiantes:
Promedio de calificaciones en los últimos cuatro años de escolaridad
Puntaje promedio en prueba nacional de admisión
Calidad del cuerpo académico:
Porcentaje de profesores de planta con doctorado
Porcentaje de profesores con magíster o especialidades médicas
Calidad de la gestión:
Razón entre estudiantes y profesores de planta
Retención de estudiantes al segundo año
Comparación entre duración formal y real de las carreras
Percepción de la calidad que el mercado laboral
Estos indicadores dan cuenta de esfuerzos relevantes invertidos por las comunidades universitarias. Pese a que la calidad de una universidad puede implicar más variables que las previamente señaladas, es clave su capacidad para atraer y retener a sus estudiantes, así como también las gestiones que implica minimizar la diferencia entre la duración real y efectiva de sus carreras (entre otros aspectos).
No obstante, un aspecto no contemplado, pero que está a la base del trabajo realizado por docentes u otros actores relevantes, es la mejora continua curricular. Por mejora continua, hago referencia al proceso para medir sistemáticamente el logro de los resultados de aprendizaje en cursos específicos de un plan de estudios, con el fin de evaluar la eficacia de las prácticas pedagógicas y de las decisiones curriculares. Esto implica:
Alinear los aprendizajes esperados en el perfil de egreso con los aprendizajes esperados a nivel de asignatura (p.ej., matriz de tributación).
Recolectar evidencia de cómo se logran dichos aprendizajes (p. ej., muestras de evaluaciones de asignaturas, calificaciones parciales, y/o exámenes por competencias).
Definir una instancia para analizar los logros alcanzado a nivel de asignatura y sus implicancias a nivel curricular (p. ej., comité curricular, reunión de departamento).
Formular acciones de mejora en el caso de que los logros alcanzados no sean los esperados (p. ej., modificar matrices de tributación, revisar malla curricular sugerida, rediseñar metodologías y/o estrategias de evaluación de una asignatura, etc.).
Estas tareas son esenciales para mantener los planes y las asignaturas alineadas con las diversas necesidades de los estudiantes, así como también con las cambiantes necesidades de empleadores. Este enfoque orientado al logro no solo garantiza la relevancia y calidad de la enseñanza, sino que también fomenta un ambiente de aprendizaje dinámico y estimulante. Por lo mismo, es importante generar una cultura de mejora continua para poner los aprendizajes y la generación de conocimiento en el centro del quehacer universitario, y así como sub-producto, obtener mejores indicadores de calidad.
En la Escuela de Ingeniería UC, se implementó un proceso de mejora continua, involucrando al cuerpo docente en distintas tareas del proceso. Para comprender como hacer sostenible este proceso, recolectamos información de los esfuerzos realizados para medir y evaluar competencias, así como también del testimonio de diferentes profesores. A partir del análisis de dicha información, pudimos concluir que la mejora continua es percibida como un acto propio de la labor docente cuando no necesariamente es impuesta desde un proceso externo. Esto se favorece cuando las políticas institucionales están alineadas con este tipo de esfuerzos (p. ej., evaluación docente), y cuando los docentes universitarios disponen de apoyo, ya sea para alinear mejor evaluación y aprendizajes o para rediseñar sus cursos (p. ej., asesores docentes o ayudantes). A su vez, dada la búsqueda constante de estándares más elevados de calidad en materia de gestión y productividad científica, existen diferentes estrategias para asegurar que los esfuerzos por mejorar la enseñanza y aprendizaje sean sostenibles en el tiempo:
Empoderar al cuerpo docente. Aprovechar instancias existentes de reunión del profesorado para analizar resultados de aprendizaje y discutir posibles innovaciones educativas (p. ej., consejos departamentales, comités curriculares).
Favorecer el intercambio conocimiento. Promover instancias de reflexión docente y de intercambio de buenas prácticas en momentos clave (p. ej. previo al inicio de un período académico o posterior a su cierre).
Generar agencia compartida con el estudiantado. Involucrar a representantes estudiantiles en instancias de análisis y discusión de resultados de aprendizaje, así como también a quienes cursan una asignatura o a quienes ejercen el rol de ayudantes.
Generar compromiso por las distintas partes. Reconocer los esfuerzos realizados por los equipos docentes por innovar y analizar sus resultados, independientemente del resultado objetivo.
Consulta los recursos a continuación si es de tu interés profundizar en el trabajo que se ha realizado en la Escuela de Ingeniería en materia de mejora continua.
Hilliger, I., Celis, S., & Perez-Sanagustin, M. (2022). Engaged versus disengaged teaching staff: A case study of continuous curriculum improvement in higher education. Higher Education Policy, 35(1), 81-101. https://doi.org/10.1057/s41307-020-00196-9
Hilliger, I., Celis, S., Pérez-Sanagustín, M., & Baier, J. (2019, Junio), Work in Progress: Engaging Engineering Teaching Staff in Continuous Improvement. Ponencia presentada en 2019 ASEE Annual Conference & Exposition, Tampa, Florida. https://doi.org/10.18260/1-2--33612
Hilliger I., & Perez-Sanagustin, M. (2017, Octubre). MEJORA CONTINUA DE PROGRAMAS DE INGENIERÍA EN BASE A LA MEDICIÓN DE LOGROS DE COMPETENCIAS PROFESIONALES. Ponencia presentada en el XXX Congreso SOCHEDI 2017. http://www.sochedi.cl/wp-content/uploads/2017/12/SOCHEDI2017_paper_70.pdf
